viernes, 22 de abril de 2016

Mi ángel dorado

Creo que en la vida todos tenemos a alguien a quien amamos desvividamente. Así como una madre ama a sus hijos, un marido a su esposa. Hasta cuando nos toca adoptar sobrinos como hijos, pero siempre alguien va a recibir la mayor parte del amor que damos. 


La mayor parte de mi amor se la lleva un ángel. Un ángel rubio con las pestañas más largas. El cabello más brillante y el corazón más grande que he conocido en mi vida. Ese ángel tiene tantos dones que a veces vienen ladrones a querer llevárselos.



Mi propósito en la vida: no dejar que nadie apague esa luz tan hermosa y no dejar que algún ladrón se robe esos dones, porque los ángeles vinieron a este mundo a ayudar, sanar y dar la mayor cantidad de amor posible.



Gracias a ese ángel entendí mil cosas. Que un amigo si puede ser como tu hermano. Que los amores de a ratos nunca nos llenarán como los amores eternos. Que otra persona si puede llevarse una parte de tu alma y a cambio dejarte una parte de su corazón.



Me enseñó a que si vale la pena luchar por las personas. Que en la vida hay que ser perseverantes. Que hay dos cosas que en el mundo nunca serán imposibles: el amor y los sueños.



Por ese ángel me ayude a mí misma y ahora me toca ayudarlo a él. Mi ángel de la cabellera dorada. El más bello entre toda esa camada de ángeles. El más puro, el más sensato, y el más dolido.



Solo puedo asegurar algo: amo tanto a ese ángel como a Dios mismo. Un amor que no me cabe en el pecho. Que no se describe con palabras y que de solo pensarlo se desborda en mi alma.



Te amo mi ángel de la cabellera dorada. Sé que con tu bella risa iluminas hasta la cueva más oscura. Le das esperanzas hasta al corazón más roto. Recoges hasta a la peor alma en pena y sanas hasta al más enfermo. 



Sé que piensas, mi ángel, que la gente no te entiende pero yo sí lo hago. Solo quiero que tú seas distinta. Que no cometas lo errores que yo cometí, porque la vida se consta de decisiones, de suerte y eso fue lo que yo tuve. Buenas decisiones y suerte. Mucha suerte. Yo quiero que tú tengas éxito en la tuya.



Solo quiero que sepas que te amo, y que todas las noches sueño por tu iluminación para que tú, ángel precioso sepas que no siempre se puede sanar al más desamparado, que no todo el mundo merece nuestra luz y mucho menos nuestra energía.



Te veo como el día que naciste: frágil, llorosa y con esos ojos llenos de esperanza. Nunca dejes que nadie te quite tu luz, tus ganas de sanar, tus ganas de repartir amor y mucho menos el resplandor de tu cabellera dorada.



Oh mi ángel de la cabellera dorada... ¿Qué sería mi alma y mi corazón sin ti? 

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